La Voz Resiliente de Xtis

El Viaje de una Mujer Maya Mam Hacia la Sanación a Través de la Música

En las montañas del territorio Maya Mam en la Aldea Tuixoquel, Comitancillo, San Marcos, nació una voz poderosa. Ana Maribel Marroquín Dionicio, conocida artísticamente como “Xtis” (que significa “Justicia” en su idioma maya Mam), encarna la resiliencia, la sanación y el espíritu humano inquebrantable. Su historia de vida es un testimonio de valentía extraordinaria frente a dificultades inimaginables, y cómo el arte puede convertirse en un salvavidas cuando todo lo demás parece perdido.

Una Infancia Sin Infancia

Desde sus primeros años, Xtis nunca experimentó la despreocupada alegría de la niñez. En lugar de recibir crianza y afecto, cargó con responsabilidades de adultos cuidando a sus hermanas menores e incluso a su abuela. Sus padres, en vez de ofrecer ternura y amor, respondían con maltrato y rechazo. A pesar de estas dificultades, una pequeña llama ardía dentro de ella: el deseo de cantar, encendido durante las visitas a la iglesia católica con sus padres.

Cuando entró a la escuela a los siete años, Xtis esperaba encontrar comprensión y apoyo. En cambio, enfrentó bullying y acoso de sus compañeros. Las dificultades en casa se intensificaron cuando, con apenas nueve años, fue abusada sexualmente por un primo. Cuando comentó así la madre la ignoró porque ella ha tenido historias dolorosas por eso ignoró a su hija , mientras su padre había sucumbido al alcoholismo. Dos años después, a los once años, sufrió otra agresión sexual por un hombre de aproximadamente 50 años. A pesar de que su dignidad fue violada a tan temprana edad, algo dentro de ella permaneció inquebrantable.



El Convento: De la Esperanza al Cautiverio

Después de completar sexto grado en su comunidad, Xtis se sintió perdida. Buscando escapar de su traumática vida en el hogar, ella vio  una oportunidad cuando las monjas visitaban y promovían  su convento en la parroquia de Comitancillo y dentro de las comunidades religiosas católicas,  reclutando las señoritas  jóvenes como misioneras. Creyendo que esto podría ofrecerle un camino hacia adelante, convenció a sus padres para dejarla unirse al convento entre los 12 y 13 años.

Sus padres creían que estaría segura allí, viendo a sacerdotes y monjas como figuras santas. Sin embargo, la realidad resultó devastadoramente diferente. Durante doce años, Xtis sufrió abusos dentro de los muros del convento. En lugar de encontrar apoyo y educación, fue tratada como una sirvienta, soportando violaciones a sus derechos a la educación, salud física, bienestar emocional y crecimiento espiritual.

A pesar de su inteligencia y entusiasmo por aprender—especialmente música y canto—las monjas constantemente la desalentaban, diciéndole que no servía para nada excepto para limpiar. Intentaron extinguir sus sueños a través de la discriminación y el abuso psicológico. Sin embargo, una pequeña luz dentro de ella se negó a morir.

Encontrando Su Voz en Secreto

En secreto, Xtis se enseñó a sí misma a tocar guitarra y cantar. Gradualmente, desarrolló su voz y habilidades instrumentales sin entrenamiento formal. Cuando las monjas descubrieron su talento, respondieron con envidia, comparando su voz con “maullidos de gatos” e insistiendo en que la música no era para ella.

Su sufrimiento se intensificó cuando fue abusada sexualmente por un sacerdote que venía a escuchar confesiones en el convento. Silenciada por el miedo—sabiendo que sería culpada por “provocar” la agresión—Xtis cayó en una profunda depresión, intentando suicidarse varias veces. Aun en sus momentos más oscuros, el deseo de expresar su historia a través de canciones permaneció.

La constante discriminación de las monjas creó un nudo en su garganta que dificultaba cantar libremente. Pasó por ciclos de escribir canciones, luego abandonar, solo para intentar nuevamente meses después. Incluso cuando una enfermedad de garganta amenazó su voz, persistió, escribiendo letras y eventualmente recuperando su voz a través del estudio autodidacta usando teléfonos prestados para ver videos tutoriales.

Liberación y Sanación

Después de doce años de sufrimiento, Xtis finalmente dejó el convento. Con el apoyo familiar, comenzó a abordar la profunda depresión que la había envuelto. Buscó ayuda psicológica a pesar de enfrentar burlas de su comunidad y un sacerdote que la etiquetó como “la oveja negra” por abandonar el convento.

Justo cuando comenzaba a sanar, a Xtis le diagnosticaron leucemia. Eligiendo tratamientos naturales en lugar de quimioterapia, comenzó a estudiar medicina maya con su hermana Angela Nohemí Marroquín Dionicio. Juntas, fundaron Casa Biosalud Ancestral Kyaje Ix, un proyecto destinado a ayudar a otros a sanar a través de prácticas tradicionales. Su dedicación a su comunidad llevó al Consejo de Autoridades Ancestrales Maya Mam a nombrarla líder comunitaria en reconocimiento a su continua lucha y resistencia.



El Camino a la Música: Superando los Últimos Obstáculos

A pesar de su camino de sanación, Xtis todavía anhelaba cumplir su sueño de convertirse en cantante. Compartió sus canciones en redes sociales, pero encontró poco reconocimiento. Cuando las oportunidades parecían esquivas, un hombre de 50 años que se presentaba como guía espiritual de su comunidad la contactó, prometiendo conexiones internacionales para lanzar su carrera musical.

Creyendo que finalmente había encontrado apoyo, Xtis confió en él, solo para ser aprovechada una vez más. La traición casi extinguió sus aspiraciones musicales para siempre, pero después de denunciarlo a las autoridades y retomar la terapia psicológica—una carga financiera significativa para alguien de un área rural con recursos limitados—Xtis gradualmente reclamó su espíritu guerrero.

Volvió a escribir canciones y a cantar con renovada determinación. Eventualmente, a través de una recomendación, se conectó con un productor musical que la ayudó a grabar un álbum con diez canciones originales.

Una Voz para la Justicia y la Sanación

Hoy, Xtis continúa escribiendo música mientras apoya a su comunidad a través del proyecto Casa Biosalud Ancestral Kyaje Ix. Su nombre artístico—que significa “Justicia” en su idioma Maya Mam—refleja tanto su búsqueda personal de sanación como su compromiso de ayudar a otros a encontrar su propio camino hacia la recuperación.

A través de adversidades inimaginables, Xtis ha emergido como una poderosa voz de resiliencia y transformación. Su historia nos recuerda que incluso cuando se nos silencia repetidamente, el espíritu humano puede encontrar formas de cantar. En su música, el dolor se transforma en poder, y la sanación personal se convierte en un regalo para la comunidad en general.

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